martes, 15 de noviembre de 2011

Luego dicen que la hostelería está mal

El otro día quedé para comer y propuse un sitio del que había oído hablar muchas veces pero en el que nunca había estado “El Perro que Fuma” en Viesques.

Lo primero que ven mis ojos es que en el camino de mesa hay un agujero.  Si, si un señor agujero.  Lo segundo que ven es que las copas de vino y agua son como madreñas.  Estos detalles no se pueden escapar en un sitio como este, puede que vayas a comer el menú del día a un bar cualquiera y que el mantel tenga un agujero y las copas sean las que sean, pero los precios son completamente distintos.  Señores, HAY QUE CUIDAR LOS DETALLES, no se trata solo de meter el dinero en la saca.

Traen la carta y observo que es muy completa y que tiene un montón de ricos platos que apetece probar.  Hay un menú especial todos los días que lo incluye todo y no está mal de precio, 33 euros con IVA; el menú degustación asciende a 50 euros + IVA bebida no incluida (como en todos los restaurantes que tienen este tipo de menús).  Dudo entre carne y pescado y decido pedir la carta de vinos para ver lo que tienen y pedir la comida en función de la bebida.

-          “Por favor ¿me puede traer la carta de vinos?” Pregunto
-          “Por supuesto”, dice el camarero
……. Un ratito entre que la va a buscar y vuelve
-          “Estamos cambiando la carta de vinos y de momento lo que tenemos es esto”, me dice

Un folio dentro de un plástico transparente con muchos vinos, sus denominaciones de origen y los precios.  ¡Es que no sé ni por dónde empezar!  Por ejemplo, la botella de sidra DOP Poma Áurea con el origen en Cataluña y para rematar ponía cava de sidra, madre mía y estamos en Asturias, si lo viésemos en una carta en Madrid todavía, pero aquí???  Era una hoja con un listado todo apretado preparado para imprimir en una hoja a una cara, me parece impresentable.  Cuando tú estás cambiando la carta no puede existir, bajo ningún concepto, un momento en el que enseñes esto a un cliente y encima, lo peor son los precios, todos estaban hinchados considerablemente, es decir que si pides un Pago de Carraovejas que normalmente está en torno a los 35 euros, aquí costaba no recuerdo si 43 o 46 euros, que más da.  El Emilio Moro otro tanto de lo mismo.  Después de darle mil vueltas a la carta de vinos y estar alucinando con semejante documento, decidí que lo mejor era no pagar de más en exceso por un vino.  Pido el vino que en la carta tiene mejor relación calidad-precio y me pregunta que si quiero el joven o el barrica.  El joven es de añada 2009 y el barrica 2008.  Literalmente me apeteció levantarme y decirle, “perdona me voy a ir, he decidido que ya no me apetece comer aquí”, pero no lo hice por vergüenza.  ¿Por vergüenza la mía?  Vergüenza debería darle al propietario del local. Además de tener los vinos muy por encima del precio normal de venta, los tienen completamente fuera de año.  Decidí que lo mejor era pedir el barrica y bueno, tengo que decir que no estaba mal del todo.  Cuando se terminó la botella, el camarero ni corto ni perezoso abrió otra, sin preguntar si quería mas vino o si iba a cambiar.  Lo peor de todo es cuando al final de la comida después de decirle que no me apetecía ni café ni chupito me trae la dolorosa sin pedírsela, ¿me estaría invitando a irme subliminalmente?

Decepción total, hasta tal punto que creo que no voy a volver nunca.

Luego oyes por ahí decir a los hosteleros “esto está muy mal, los bares y restaurantes vacíos […] la gente se queda en casa […] hay mucha crisis”  y yo les digo “hagan un ejercicio de mirarse el ombligo y pueden darse cuenta que los que realmente hacen que lo hostelería esté mal son ustedes mismos.  Atracan a mano armada y los clientes ya están hartos de situaciones como la que me ocurrió a mi”.

6 comentarios:

  1. pero este local no lo habían cogido los chicos de La Tabla de Fano o tu visita fue anterior?

    ResponderEliminar
  2. que va, el local que cogieron los de La Tabla de Fano es en la rotonda se llama El Medio Lleno y solo he tomado un vino allí, me imagino que sigan con la misma política que en La Tabla. Con su experiencia y conocimiento no se atreverían a poner esos precios a los vinos. El local en el que han abierto era el antiguo "La maleta del loco" que también era de ellos. Ya he dicho que no se quien es el dueño de este sitio pero vamos... que revise la carta de vinos y al camarero, que así va a perder a muchos clientes.

    ResponderEliminar
  3. Perdón, se me han traspapelado la maleta del loco y el perro que fuma, tiene Ud. razón. Se nota que no frecuento mucho ese barrio?

    Y es que me extrañaba tanta desfachatez en unos profesionales como los de La Tabla.

    ResponderEliminar
  4. Los de la Tabla son unos grandes profesionales, la Maleta del llocu no yos-debio ir muy bien y ahora me entero del nuevo que abrieron.
    El Perru que fuma tuvo una epoca memorable, pero no eres la unica que de unos años a esta parte los pone tibios :-)

    ResponderEliminar
  5. Bueno no debemos de pensar que porque pase eso en un local todos tenemos que mirarnos los ombligos ni que seamos unos careros

    ResponderEliminar
  6. Yo creo que deben mirar los hosteleros lo que hacen, ya que en la situación econonómica actual se deberían revisar los precios. Es preferible muchos pocos que pocos muchos. Hay sitios donde los margenes comerciales son mas bajos que en otros... eso debe hacer pensar a los hosteleros que si se baja un poco el precio y no se gana tanto al final ganas mas ya que la gente en lugar de tomar 1 consumición tomarían 2 o 3, no os parece????

    No obstante he de decir que "El Perro que Fuma" lo han abierto hace poco otras personas así que habrá que ir a probarlo. De momento esta crítica era para los antiguos dueños (hasta diciembre de 2011). Espero que los nuevos los hagan mejor porque el local es muy bonito.

    ResponderEliminar